Primero fue semilla delicada,
germinó, dio sus frutos. Incansable
le crecieron las ramas. Siempre amable
construyó el amor en la enramada.
Nunca siente el dolor, ni encrucijada.
Adora sus polluelos. En su nido
sus manos son el cielo. El amor río
crecido en cauces de luces y rocío.
Eternidad su corazón florido.
Por eso eres la luz de la dulzura,
Amoroso camino, mar, ribera
Paisaje donde crece la ternura
Acompañada de la primavera.
Por eso eres Papá mi luz divina
el sol que me acaricia y me ilumina.
Antonio EScobar Mendívez
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