El pincel
de mis
manos acaricia
tu rostro.
Tu frente es
una pradera
cubierta por tu
hermosa cabellera;
tu mirada de luz,
una delicia.
Dos golondrinas hay
sobre tus ojos,
aletean tus pestañas
sobre el mar,
tu nariz es un beso
al respirar
en el remanso
de tus labios rojos.
Invitan la ternura
tus mejillas
decoradas de cielo
con tu risa
en el espacio
de tu voz divina.
Recibe este retrato,
mis sencillas
palabras con el olor
de la brisa
y el paraíso en tu mirada
se adivina.
Antonio EScobar Mendívez
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