El corazón
es un camino.
Arenas vibrantes
lo hacen sendero,
hacia el cielo,
regazo de ternura
y de consuelo
para el amor
en alegrías y penas.
Y se echan a volar,
aves serenas,
buscando el norte
en amoroso vuelo,
nunca sus ojos
mirarán el suelo,
se convierten
a veces en sirenas.
Así es nuestro vivir,
de amor sincero
va llena su mochila
y cada beso
se dibuja en la luz
de las estrellas.
La playa de tus ojos
y un te quiero
me trae cada noche
el embeleso
y de tu dulce amor
quedan tus huellas.
Antonio EScobar Mendívez
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