Es un ave encendida,
es la brisa
con plumaje de labios.
En su trazo
hay un pincel de amor.
No tiene ocaso
porque es una alborada.
El fuego atiza
en cada mediodía;
con su abrazo
tiende puentes de amor,
al mundo avisa
un mensaje de luz
con suave lazo
en esa vastedad
de tu sonrisa.
La rosa sabe
de su aroma inmenso
prendido en su corola. Tu mirada
un paisaje vibrando en el jardín.
En tu boca su palpitar intenso
es la inmensidad tu ternura amada
y es tu alma inquieto querubín.
Antonio EScobar Mendívez
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