Así te amo.
Con la ternura
de estas aves
y su vuelo enamorado.
Testigo es el cielo
con el paisaje del corazón.
Las nubes suaves,
el viento juguetón
entre las ramas.
El vuelo
como una sinfonía
el plumaje en la nave
del tiempo,
picoteando travieso
el anhelo
de edificar estrellas
que nadie las socave
con espinas punzantes
y malignas.
El suelo
se vestirá de pétalos,
los bellos azahares
aromarán tus ojos,
vestirán mi mirada
las olas de tus labios
para formar un nido.
Seremos tú y yo
sendero en otros lares
huella imborrable,
camino, luz,
playa mojada
continuamente mar,
día radiante y encendido.
Antonio Escobar Mendívez
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