Tejo con pétalos
jardines de rocío
para tu corazón
inmaculado. Riego
tus huellas suaves
con la lluvia.
Tu alma anego
con mi ternura
cuando te pienso.
Eres río
sagrado con su cauce
pleno de amor. Brío
y diamante tu alma
se torna dulce fuego,
aliento de amapolas
coloradas. Luego
es el mar azul venciendo
el tiempo impío.
Pienso nos separan
tantas cosas. Nubes,
kilómetros de viento, luz,
inmensos mares
y te siento en mi pecho,
aromada arcilla.
En este palpitar del amor
vienes y subes
juguetona,sonriente, enamorada.
Tus azahares
compartimos jugando
mi traviesa avecilla.
Antonio EScobar Mendívez
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