Cuando miro
tus manos palpitantes,
luchando cada día
y es la brisa
prendida como luz
en tu sonrisa
alabo tus pisadas,
tus instantes,
tu corazón guerrero.
Son bastantes
obstáculos oscuros.
Tú atizas
el camino
con tu alma. Utilizas
tu corazón
como una flor fragante.
Hay un paisaje para ti.
Su brío
se matiza con trinos
y alboradas
y es un jardín
de aromas y de amor.
Te dejo mis palabras
como un río
muy llenas de ternuras
y alboradas
para tu trajinar
que es una flor.
Antonio EScobar Mendívez
No hay comentarios:
Publicar un comentario